viernes, octubre 16, 2009

poema de amor número cuarenta y siete.

Probablemente debería dejarte,
y correrías tranquila con la brisa.
Las suelas de mis zapatos están ya muy gastadas
y no creo poder alcanzarte.

Como los días de antaño y nubes oxidadas
─la lluvia quemándonos las pestañas─
en que escuchábamos canciones que aún no han sido escritas,
se fueron las horas en segundos
y los días en primaveras secas.

Nunca prometí que no lloraría,
pero dejé que mis silencios te engañaran
para que la realidad no nos golpeara a ambos
y se fuese ésta por uno ignorada.

“Mira, que ya todas las luces se apagaron
y yo sigo sin sentir miedo.”
“No seas absurda,
sabes que tu sonrisa aún ilumina el cuarto
y sus incontables corredores “.

Las hojas secas en tus manos
ya no crujen cuando te abrazo
ni suspiran con mis labios al rozarte:
saben que no besan
como besaban antes.

Se acabó el sosiego de tus mañanas
y la gravedad de tus dedos sobre la ventana.
Secaría tus lágrimas con mi aliento,
las ahuyentaría con un suspiro;
mas no me queda aire
ni para exhalar un “te quiero”,
sólo escucha mi corazón
hasta su último latido:
cada uno será un momento
que viví feliz contigo.

martes, octubre 13, 2009

qué amarga realidad.

No sé qué decir cuando alguien me mira a los ojos, no sé siquiera si hay algo que decir.

Ya aprendí a no culpar al tiempo por hacer su tarea y sólo pasar, ni al mundo por no girarse hasta que alguna luz me alcance. Y ya no tengo a quién culpar; me quedé solo con quejas y caprichos mal correspondidos. Pero no me canso de pedir un mundo perfecto ni un amor de película, no quiero ceder a mi terquedad de seguir buscando lo que la televisión me prometió encontrar y las novelas presuamían posible. Mas cada día que pasa, voy cayendo más y más en cuenta que éste es el mundo, y ésta es la vida. Quizás espero demasiado, quizás pido demasiado; y por ello el mundo se mantiene gritando a mi oído "¡confórmate ya, que no queda nada que encontrar!".

Cómo sufren las personas por tratar de contradecir esta verdad, y cómo se muere poco a poco sólo por intentar vivir de más.