martes, febrero 23, 2010

de putas y musas.

______________I.
Querida, ¿a dónde fue a parar tu risa? Las paredes de este cuarto se fueron cerrando; me negué a rendirme, me quedé. Ahora no puedo salir, y no sé si se irá alguna vez este sentimiento claustrofóbico que me tiene unido a ti. Enciende otro cigarrillo y mira el humo volar y perderse (éste es ya tu tercero). Veo a musas en todas mis putas, y la garganta me sabe un poco más amarga. No debes abrigarte al salir de noche: dejemos que sean las luces tus puntos de cocción, y sus sombras los recuerdos que te matan sin nunca morir. Hay que no arruinar la velada, bebe tu vino y arrebátame lo que falte de pasión; que esta noche no seas lo que un día fuiste, y anheles otro segundo ser lo que nunca te atreviste.
Y es que nadie ha de juzgarte, ni hurgará el mundo las sábanas en las que dormiste sin sueño. Intenta comerte la vida cuando ya no pueda verte, y quizás cuando amanezca pienses que todo ha valido la pena.

______________II.
“Te voy a amar por siempre, te amaré un sinfín de días. Disfrazaré toda tristeza entre sonrisas cuando estés conmigo, y me rendiré ante los impulsos cada que te sienta cerca. Aun cuando todo se desmorone y del cielo desaparezcan las estrellas, yo construiré edificios con tu nombre y monumentos con tu imagen, yo iluminaré tus noches con besos y caricias en tu cuello. Tu vida es de repente no tan tuya, y de la mía ya no queda nada mío. El mundo es nuestro, pero yo soy sólo tuyo. Y no podría ser más feliz.”

______________III.
─¿Su ropa?
─Se fue.
─¿Sus fotos, su almohada?
─Se fueron.
─¿La pintura de Monet?
─Se fue.
─¿Su voz en la contestadota?
─Se fue.
─Su amor, ¿se fue también?
─No… ése se lo fue llevando poco a poco, desde hace ya tiempo.

______________IV.
cambiar.-
1. Dejar una cosa o situación para tomar otra.
2. Dicho de una persona: Mudar o alterar su condición o apariencia física o moral.

Ella cambió.


______________V.
El tocar de sus manos ya no me excitaba como lo hacía antes,
y la magia de un amanecer a su lado desapareció como mensajes que se disuelven en el cielo.
No es su culpa, estoy segura,
que los corazones cambien o se den cuenta que nunca sintieron lo que el cuerpo urgía.
No sé por qué la mariposas escaparon de mi estómago cuando me rozaba los brazos con los suyos,
o por qué mi sonrisa se volvió forzada con el pasar de los días;
lamento no poder explicarlo.
Y nunca quise lastimarlo, ni que el vacío físico que dejé con mi partida se extendiese hasta sus adentros,
Pero todo cuanto he dicho y todo cuanto siento, él nunca podrá saberlo.


______________VI.
“Ya casi no ríes, creo que me he quedado sordo. No son tus ojos los que han perdido brillo, sino que el sol se ha negado a reflejarse en ellos. No, no eres tú quien ha ido decayendo, sino yo quien no se ha esforzado demasiado. Sólo dime que te he fallado, que no has perdido la energía que solía llenarte con cada beso de mis labios y que esto no ha muerto en la cúspide de mi alegría. Sólo dilo y ye te creeré. Sólo pídeme que cercene a Cupido por susurrarte al oído que se ha equivocado, sólo pídeme que grite a la cara del realismo su absurda naturaleza; pero no me pidas que crea que despertaste desencantada. No me obligues a creer que, a pesar de todo, te diste cuenta que no eras quien quería que fueses.”


______________VII.

Estaba equivocado: ya no creo poder amarte un sinfín de días.


______________VIII.
Mira: pareciera que hay aves que no saben volar. Tienen miedo de extender sus alas, y es muy tarde cuando el valor las llena. Caen, se rompen las patas, se hallan de repente ridículas entre plumas; la única referencia que tienen del vuelo es una de dolor. Fueron hechas para volar, pero las patas les tardan tanto en sanar que prefieren no volver a extender sus alas y soñar entre nubes. Ya no se atreven a surcar el cielo y convertirse en aire.
Mueren sin nunca ser aves.
Querida, ¿encontraste ya tu risa?

viernes, febrero 19, 2010

partículas perdidas

Photobucket


Estaba pensando en mis viejos amigos de la secundaria. Esa ha sido, tal vez, la mejor época de mi vida, y todos los recuerdos me hacen sonreir. Creo que era la despreocupación, la ausencia de ese pensar "esto va acabar"; y es que cuanto más nos proponemos a disfrutar algo intencionalmente es cuando más nos invade la nostalgia, y ella es pésima compañera.
En fin, pensaba en ellos; hace tiempo no veo a muchos. Y qué triste que se hayan perdido de repente los elementos más importantes de ese tiempo en que fui tan feliz, como si me hubiera volteado sin querer un instante y el viento nos arrastró a todos. A pesar de que siento que ha pasado tan poco tiempo desde que andaba por los pasillos de la secundaria, sintiéndome el protagonista del mundo, me doy cuenta que tenía tan sólo catorce años. ¡Catorce años! Recordar todo me hace pensar que pasó ayer, pero pensar en esa edad me hace verme tan lejano de mí mismo.
¿Cuánto hemos crecido? ¿Qué tan diferentes somos de lo que fuimos? Y si volviera a verlos a todos, ¿qué tan extraños me serían; cuánto de lo que conocí en ellos seguiría vivo? Y es entonces cuando me acompaña la nostalgia.