lunes, marzo 15, 2010

Qué graciosa es la mediocridad!

La audiencia del cine me tiene indignadísimo.

Últimamente, no puedo ir a ver una película en la pantalla grande (una de las experiencias más maravillosas en la vida) sin que ésta esté compañana por un grupo de adolescentes idiotas sin el más mínimo respeto por la presentación y el derecho de los demás presentes. Entiendo lo que es hacer ruido en esa sala donde el silencio reina ─o debería─ y reír junto a tus amigos, e incluso tengo recuerdos agradables que incluyen a algún empleado del cine pidiéndonos con toda severidad que nos marchemos de la sala. Pero la rebeldía de esa época acabó hace ya tiempo, quizás hace cuatro años y no había entrado siquiera a la preparatoria. Y lo que me encuentro ahora es gente de mi edad hablando tan fuerte como les es posible, y pareciera que se sienten forzados a hacerlo, porque dicen más de lo que normalmente piensan.
La película que vi esta vez pasada tenía, como cualquier otra, momentos de completo silencio donde la expresión de los actores lo era todo y el efecto de drama y suspenso se intensificaban a medido que todos esperaban en sus asientos el próximo movimiento, la próxima palabra que le daría sentido a todo; una mujer dijo fuertemente con la voz más molesta que pudo ingeniar hacer "oh, my gah, wats goin on?!". Por supuesto, se escucharon risas y el murmuro de varias personas. La emoción de los artistas que se presentaban como gigantes sólo para nosotros y el arte que nos ofrecían se vio instantaneamente ridiculizada, se fue ignorada y pisoteada por una mujer estúpida que dicidió actuar como sólo sería apropiado en una de sus pedas.
Muchos me tomarán por exagerado, ambiguo o anacrónico, pero estos pequeños hechos son para mí sólo una muestra más de la decadencia de la sociedad y la pérdida de los valores que bien podríamos usar para arreglar nuestra penosa situación. Y es que si no podemos respetar el derecho ajeno de nuestros semejantes durante dos horas, ¿cómo esperamos superarnos y progresar en lo que tarda una vida?

viernes, marzo 12, 2010

islas y mentes









Vivimos en una isla
isla negra
plagada de caníbales
sedientos por nuestros sesos,
que encontraron nuestro refugio

y se comieron nuestros pensamientos.










lunes, marzo 08, 2010

no sé si algún día te irás

Ha pasado alrededor de un año; no desde la primera vez que te vi, sino desde el día que me di cuenta que había quedado atrapado en un mundo donde tu sonrisa lo es todo. No sé cuándo fue que empecé a pensar en ti, mucho menos el porqué ─ése lo he buscado ya por tanto tiempo que me he resignado a encontrarlo algún día─, porque todo esto llegó tan subitamente que confundí las mariposas en mi estómago con nauseas. Y quizás, después de todo este tiempo, sean sólo eso: nauseas.

Sigo dándote tantos significados, sigo pensando en el destino cuando vienes a mi mente; sé mejor que antes que pierdo mi tiempo. Nunca hiciste nada para que esté yo diciendo estas cosas ahora, y nunca fue tu intención hacerme perder la visión de todo lo que no seas tú y quitarle el valor a toda cosa que no sean tus ojos. Probablemente ni siquiera sabes de mí y todo esto, pero creo que así es mejor.
Ha pasado alrededor de un año, y yo sigo tratando de olvidarte.