El carácter y la personalidad se derivan en gran parte de los genes obtenidos al momento de concepción. La locura ocurre debido a la malfunción de organismos específicos dentro del cuerpo que afectan la percepción de lo que se define como real. Las estadísticas han comprobado que la depresión y el pensamiento suicida pueden ser causados por un cambio en los polos magnéticos de la tierra.
Todo cuanto sentimos es, pues, una simple función química delineada por el funcionamiento básico del cuerpo humano. Los latidos del corazón aumentan su frecuencia debido a la excitación que los patrones del consciente marcan, y la tristeza y el estrés son hábitos que la mente practica.
A eso se reduce todo: fenómenos químicos dentro del cuerpo; neuronas, nervios y musculos que se contraen para crear las sensaciones que llamamos sentimientos.
Y me parece un tanto decepcionante que todas las emociones que nos unen y nos hacen suspirar frente a un mismo cielo estrellado sean sólo productos de este sistema que llamamos cuerpo, que el rubor de nuestras mejillas que compensa por las palabras que se escapan en momentos de ilusión y nerviosismo sea sólo un efecto predeterminado y fisiológicamente común y falto de magia. Hemos hecho todo cuanto podemos por añadir romanticismo a los sentimientos, pero la verdad es que las mariposas en el estómago no son más que nervios exaltados, los corazones que casi saltan de nuestros pechos no es más que presión alta y adrenalina que el cerebro transmite, y los nudos en la garganta es sólo la sensación de nauseas y falta de aire por la traquea.
No sé, simplemente me deprime un poco pensar que no hay nada increíble en sentir, y que es una función tan simple como comer o notar las uñas crecer; pero qué me preocupo, seguramente sólo es un efecto secundario relacionado al magnetismo y sus polos.