viernes, febrero 19, 2010

partículas perdidas

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Estaba pensando en mis viejos amigos de la secundaria. Esa ha sido, tal vez, la mejor época de mi vida, y todos los recuerdos me hacen sonreir. Creo que era la despreocupación, la ausencia de ese pensar "esto va acabar"; y es que cuanto más nos proponemos a disfrutar algo intencionalmente es cuando más nos invade la nostalgia, y ella es pésima compañera.
En fin, pensaba en ellos; hace tiempo no veo a muchos. Y qué triste que se hayan perdido de repente los elementos más importantes de ese tiempo en que fui tan feliz, como si me hubiera volteado sin querer un instante y el viento nos arrastró a todos. A pesar de que siento que ha pasado tan poco tiempo desde que andaba por los pasillos de la secundaria, sintiéndome el protagonista del mundo, me doy cuenta que tenía tan sólo catorce años. ¡Catorce años! Recordar todo me hace pensar que pasó ayer, pero pensar en esa edad me hace verme tan lejano de mí mismo.
¿Cuánto hemos crecido? ¿Qué tan diferentes somos de lo que fuimos? Y si volviera a verlos a todos, ¿qué tan extraños me serían; cuánto de lo que conocí en ellos seguiría vivo? Y es entonces cuando me acompaña la nostalgia.

2 comentarios:

Mr. Garr dijo...

Ay pues, mira tú, ahora estas grandecito :) jaja para mi que la nostalgia es buena en momentos de desesperación eh~

Richard Hill dijo...

Ví la foto, y esperaba justamente leer algo que me inspirara nostalgia. Es increible lo intensos que se vuelven los recuerdos de las experiencias vivídas alrededor de esos años, pues la mayoría los recuerda muy bien. Hay algo dentro de este vivir "maduro" de hoy en día que nos está arrebatando ese elemnto clave para la memoria.