Pero, ey, lo intentamos.
Las palabras se volvieron muy pesadas, perdieron esa levedad que nos hacía reir de la nada. Quizás fue el tiempo el que nos cambio, la brecha que que te volvió tan tú y a mí tan yo ─y mira que no somos tan viejos─: descubrí que no somos tan parecidos. Mis chistes ya no provocan esa risa instantanea que no era sino parte de la plática diaria, y los silencios perdieron su comodidad cuando agachamos la mirada; ya no puedo verte envejeciendo a mi lado con la simplicidad como nuestra cómplice. Esto es lo último que escribo de ti, y me llevo buenos recuerdos de salones de clase y paseos en bicicleta.
1 comentarios:
Y aún tan él, y aún tan... triste, creo que es uno de los textos leídos que más me han gustado.
Pero lo intentaron, que es lo importante, al fin y al cabo :)
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