martes, febrero 14, 2012

La niña amaneció enamorada.

.......La niña está enferma, la pescó el amor. Sufrió una calentura hasta las entrañas y germinó mariposas en la panza. Ya le llora la mamá; el papá está que no puede hablar, la abraza y no la quiere soltar. Ya nadie sabe qué será de ella, nadie se atreve a advertirle sobre los llantos, las tardes que no van a llegar, sobre cuánto puede durar un momento y los olvidos, o las esperas que no verá acabar. La niña no sabe, por eso no le duele ni se queja ─todavía─, “pero ay, cómo va a sufrir” gime la madre con la mano acurrucando el pecho, como si le doliera el recuerdo. Pero la niña le dice: es que lo quiero tanto, y no sé por qué, pero siempre pienso en él, y no sé por qué, pero todo lo demás no importa ya; ya lo encontré (dice ya como delirando, la pobre niña): estaba en las canciones que antes no decían nada, en cada palabra que escapa de mi garganta.
.......─Desde que lo conozco, la vida ya no se me ha hecho larga.

.......Ya aprenderá ella lo que es un corazón roto que se atora cuando uno habla, lo que es querer estar muerto, o sentirte muerto, o sentir que la muerte nada más no llega. La niña no sabe cuán feliz puede llegar a ser, cuánto va a vivir antes de ya no querer sentir; no sabe que, al final, no se va a arrepentir. Pero eso le queda aún muy lejos; hoy ha amanecido enamorada, y no hay cómo curarla.

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